Los misterios de Júpiter que Juno puede resolver


Desde la madrugada de este martes, 5 de julio, una nave llamada Juno sobrevuela Júpiter, el planeta más grande del Sistema Solar y uno de los más misteriosos. En la mitología griega y romana, Júpiter ocultaba sus escarceos amorosos gracias a un velo de nubes que esparcía a su alrededor. Pero Juno, su esposa, era capaz de mirar a través de esa niebla para revelar la verdadera personalidad del dios.

Eso es lo que hará la nave de la NASA, la segunda misión del programa New Frontiers de la agencia espacial estadounidense: mirar a través de las nubes de Júpiter para conocer su verdadera esencia y desentrañar sus misterios. Porque de ese mundo se conoce bien su cara: un enorme planeta gaseoso en el que cabrían mil Tierras donde destaca una Gran Mancha Roja, en realidad una colosal tormenta, que gira frenéticamente dentro de un bandeado multicolor de gases atmosféricos. Ese es su aspecto, pero los investigadores desconocen cómo es por dentro.

«Lo que sabemos es que, gracias a su gran masa, y a diferencia de la Tierra –con una masa 317 veces menor–, (Júpiter) consiguió mantener su composición original de helio e hidrógeno, y con ello, una gran atmósfera gaseosa que imposibilita la visión del Júpiter más profundo», explica Laura M. Parro, investigadora en el departamento de Geodinámica de la facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.

Juno quiere dar conocer cómo es el núcleo del planeta, cuál es su tamaño y densidad, y de qué está compuesto exactamente. Una cartografía de los campos gravitatorios y magnéticos que realizará la sonda con los instrumentos que lleva a bordo puede dar respuesta a estas preguntas dentro de un año.

«Se cree que el hidrógeno de Júpiter –el que se encuentra más profundo y sometido a una gran presión– expulsa electrones, generando un fluido que conduce la electricidad como un metal, lo que genera, a su vez, un enorme campo magnético dentro del planeta, que se ve además reforzado por su rápida rotación. Sin embargo, nadie sabe hasta dónde podría llegar esta capa de hidrógeno líquido», apunta Parro en un comunicado de la UCM.

Auroras y agua

Pero además, existen otros dos misterios de Júpiter: sus auroras y el agua. Las auroras en Júpiter fueron descubiertas por primera vez por la sonda Voyager 1 en 1979. Incluso los astrónomos aficionados pueden fotografiarlas, pero se desconoce su formación.

Las auroras en la Tierra se generan cuando las partículas cargadas del Sol (o lo que es lo mismo, viento solar), interactúan con su atmósfera y campo magnético. Pero Júpiter puede tener suficiente impulso para producir sus propias auroras, e incluso cuenta con partículas cargadas procedentes de una de sus grandes lunas, Ío. Entender cómo viajan estas partículas de Ío a Júpiter y la interacción con su magnetosfera es parte del estudio que elaborará Juno en los próximos meses.

Otro de sus objetivos será investigar el agua. Al igual que en otros cuerpos, el hielo de agua pudo llegar a Júpiter a través de cometas o asteroides y ser absorbido posteriormente. «El conocimiento de la abundancia de este agua y su interacción con la nube original de polvo y gas que dio lugar a la formación de Júpiter puede ayudarnos a comprender la formación de estos planetas y el origen del agua en la Tierra», dice la investigadora.

-ABC.es

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